Cuando trabajamos en el área de Calidad escuchamos todo el tiempo los términos “Auditoría” e “Inspecciones”. Te sorprenderías si te digo la cantidad de veces que he visto usar erróneamente un término y otro. Pero lo peor no es que sea una cuestión de palabras, sino que podemos a llegar a tener un concepto equivocado o desviado.

Hoy te resumo en pocas palabras cuáles son exactamente las principales diferencias. A partir de ahora vas a poder usar correctamente estas herramientas.

Principales diferencias entre Auditoría e Inspección

Veamos las principales diferencias y cómo pueden llegar a afectar:

En una Inspección:

• No se anuncia que se va a realizar una Inspección. El espíritu de esta herramienta es detectar cualquier desviación o No Conformidad de acuerdo con un procedimiento o características definidas.
• No siempre hay una planificación. Un ejemplo concreto podría ser el siguiente: hay un problema de calidad con un alimento y se sospecha que en un proceso determinado se ha introducido un cambio no del todo validado. La mejor forma de probarlo es ir personalmente al proceso en cuestión y verificar cómo se está realizando el proceso “sospechoso”. Si lo anunciamos y, no porque desconfiemos del personal, puede cubrirse un procedimiento mal hecho. Puede ser por temor o simplemente por ignorancia del personal.

Aquí cabe una inspección inmediata y sin planificarla.

• Tiene un espíritu de detectar fallos. Si bien no siempre es así, el “espíritu” de una inspección es detectar una falla o eventualmente corroborar de que las cosas se hagan como se ha pautado.

En una Auditoría:

• Se arma una agenda y se anuncia. Si hay algo que hemos planteado con insistencia, es que una auditoría debe ser anunciada de manera clara y precisa. A todos los niveles y, para sacarle el mayor provecho posible, es deseable que todos sepan qué día, qué hora y cuáles serán los puntos que auditar.
• Debe haber un plan. Atado a lo anterior, justamente otro de los principios para que una auditoría sea exitosa, es que debe estar planificada. En este tipo de instancias, no debemos improvisar o confiarnos en lo que surja en el momento.
• Detectamos áreas de mejora, pero también fortalezas. A veces y, no nos damos cuenta, queremos encontrar todo lo que está mal en nuestro sistema. Pero igualmente importante es que alguien nos diga que es lo que estamos haciendo bien. Una auditoría precisamente nos da ese valor.

Hasta aquí te he nombrado las principales diferencias, hay otras en cuanto a formas y metodologías. Pero me ha parecido importante insistir en el espíritu de una y otra herramientas. Como tales, no son excluyentes. Por el contrario, tenemos el desafío de implementarlas de forma tal que le podamos extraer el mayor jugo posible.

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Entre auditorías e inspecciones, ¿cuál te resulta más compleja a la hora de llevarla a la cancha?

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