Plan de limpieza y desinfección
En ocasiones las tareas de limpieza y desinfección son subestimadas. La industria alimentaria, ha transitado un duro camino en este sentido, dado que fallas en sus sistemas de limpieza, le genera altos costos y un riesgo alimentario no asumible.
Hoy en día, la mayoría de las empresas alimentarias, trabajan orientadas según el sistema APPCC (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control). Entre los principales aspectos que este sistema plantea, está el del aseguramiento de la higiene.
Hacer un buen plan de limpieza y desinfección
Algunos de los puntos clave para un efectivo plan de limpieza y desinfección son los siguientes:
- Capacitar al personal. Lo primero es proveer de conocimientos adaptados a las necesidades. Cada integrante de un equipo de trabajo, tendrá responsabilidades y tareas específicas. Es conveniente adecuar planes de capacitación tendientes a cubrir las necesidades de cada cargo.
- Establecer prioridades. Identificar los distintos tipos potenciales de contaminación. Establecer prioridades, si corresponde, y planificar sistemas y rutinas de trabajo acordes a cada realidad. Es importante, establecer lineamientos generales, pero siempre hay que pensar en la realidad particular de cada sector o producto. Cuando las empresas emiten comunicados o procedimientos de trabajo muy generales, se puede caer en extremos. Habrá medidas generalistas tal vez sobredimensionadas para ciertos sectores, y para otros estas pueden resultar escasas.
- Programas primarios de desinfección. En ocasiones son olvidados, o realizados de manera tardía. Es aconsejable, tener un procedimiento que implique prácticas de desinfección por parte de los operarios. Este procedimiento debe llevarse a cabo antes de comenzar con el proceso productivo. Además de ser una técnica desde el punto de vista microbiológico, correcta, generará una conducta de hábitos saludables. Una buena planificación puede ahórrate tiempo y dinero. Desde Qualitus, podemos ayudarte a que este “espina” no está siempre clavada.
- Incluir un sistema de control de plagas. En este sentido, es crucial incluirlo en la planificación de trabajo. Muchas organizaciones se equivocan, cuando esperan a la detección de plagas para contratar o disparar un plan de fumigación. Para definir una frecuencia de control adecuada, conviene identificar los distintos tipos de suciedades. Con esta información más ciertas condiciones ambientales, se pueden definir los distintos tipos de plagas posibles. Como consecuencia, y quizás después de hacer una consulta profesional, se podrán definir los períodos de fumigación.
- No olvidar a los residuos. Generalmente, los procesos alimentarios producen una cantidad significativa de residuos. Además de concentrarnos en la infraestructura o en el producto de interés, no debemos olvidarnos de los efectos contaminantes de los residuos. Antes de comenzar a producir, debiéramos tener un plan de tratamiento de residuos. Según estos sean líquidos o sólidos, debiéramos trazar un plan de tratamiento. En el caso de la generación de ciertos gases, merece un estudio un tanto particular. Finalmente, el tratamiento de dichos residuos, no solo está confinado al área de producción, sino a la disposición final de dichos residuos.
- Identificar y asignar responsables. Siempre es necesario, y para que un procedimiento sea asegurado, asignar con nombre y apellido, las responsabilidades de cada tarea. También es aconsejable incluir registros de tareas, observaciones y demás.
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